9 oct 2010

Sleeplessness

“La mitad de nuestra vida transcurre de noche… y hay quién piensa que es la mejor mitad”

Porque en la dulce oscuridad de un flexo roto te encuentras a ti mismo sin poder soñar. Buscándote explicaciones que racionalicen el insomnio, las drogas, los besos y el alcohol. Mirando por la ventana las casas ajenas de pesadillas y miedos vecinos. Soñarte despierto. Dormir poco. Llegar tarde… Los días transcurren sin que te den demasiado aviso. Tan solo unas pequeñas líneas en una agenda te recuerdan qué has sido capaz de hacer ese día. Y vuelve a llegar la noche, infinita y desesperante, otra vez.

Y así pasaron tantos años que se te olvidó dormir. Perdiste la costumbre de hacer el esfuerzo de recordar los sueños en cuanto te despiertas, desubicado, en una cama ajena. Con alguien que no conoces a tu lado.

Y ahora te entretienes en mirar por esas ventanas que visitas, como a la espera de escuchar cuentos que hablen de tus aventuras, mientras esperas que te regalen algún dedal. Y mirar como duermen esos desconocidos, y odiarlos. Romper a jirones las sábanas sin hacer un ruido, vendar ojos con ellas y prohibirles despertar.

Es curioso lo onírico de la vida, los momentos de confusión y surrealismo que le dan la gota de limón. Y te hacen dudar… de si realmente, eres tú el que no puede despertar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario