8 jul 2010

Five Seconds

Hoy has estado a cinco segundos de morir. Es curioso cómo el tiempo puede jugar con nuestra vida con un margen tan pequeño, desdibujando los nanosegundos para entretenerte en tu camino lo justo y lo necesario. Es más que perturbador que yo haya muerto en esa explosión y tú te hayas salvado por haber crecido.

Viste, igual que todos nosotros, como esas cinco personas cerraban la persiana metálica tras de sí. Como empezaban a aparecer los graffitis a modo de créditos finales de una película (la mía, por ejemplo). Viste sus zapatillas de reojo y te preguntaste la de trastos que tenía que haber ahí dentro para que esos cinco hombres tuvieran que quedarse pegados a la persiana al cerrarla. Me viste... o por lo menos me miraste de reojo. Supongo que te llame la atención, porque tus prioridades han cambiado mucho últimamente. Desechaste esa bolsa de plástico que de una forma muy particular giraba como en una danza delirante, pero a mí si que me miraste.

Si te soy sincera, me turbó un poco mi mirada reflejada en tus ojos. Sonreí al suelo y noté mis carrillos subir de temperatura. Duró lo suficiente para que me enamorara de ti. Y no hay mejor forma de morir que en lugar de alguien a quién amas, aunque sólo haya sido un segundo.

Pude ver en slow motion como salían lenguas de fuego por debajo de la persiana. Pude notar mis pies quemados y la rápida combustión de mis medias. Un instante después noté que algo afilado me cortaba la cara y mucho calor. En algún momento me desmaye, y pocos segundos más tarde... morí.

Tú saliste despedido hacia delante, tu bolsa de deporte amortiguó el golpe contra el suelo. Tus rodillas se abrieron ensangrentadas y te partiste el labio con algún resto de la explosión. Miraste hacia atrás sin ni siquiera haberte incorporado y viste las llamas ascendiendo hacia el cielo. El coche aparcado enfrente tenía las ventanillas rotas y un árbol cercano había prendido. No me pudiste ver porque la ceniza tapaba mi cuerpo, mi cara... aún sonrojada por tu mirada.

Más tarde te sorprenderías de la rapidez de actuación que tuviste en aquel momento. Pusiste a salvo a la gente herida. Hiciste una fugaz valoración de los daños y corriste a socorrer a la gente que más te necesitaba. Ahora sé que mis ojos se te aparecerían en sueños durante tanto tiempo que los buscarías al final de muchos vasos.

Es muy curioso... si nos hubiéramos cruzado hace no mucho tiempo habríamos muerto ambos. Tú por llegar tarde y yo porque era mi hora. Si hubieras andado más lento para regocijarte en aquellos detalles en los que ya no te fijas, si hubieras mirado a las copas de los árboles buscando una hoja sin peinar; si hubieras bailado con aquella bolsa; si hubieras parado a leer una verdad en alguna pared...

...habrías muerto.

4 jul 2010

Crisis


Lo más complicado es arrancar. Notas como los engranajes chirrían al empezar a girar, como duele la sangre al volver a fluir por los dedos. Es difícil explicar una sensación que has vivido anteriormente y que te fuerzas en mantener en el recuerdo porque te hace sentir vivo. Más tarde podré volver a dejar fluir los pensamientos incoherentes, usando nexos que los articulen para darle forma, sentido, objetivo e historia.

Por ahora, puedo decir que la crisis de la existencia humana ha dado pie a tantas odas sin verso que las rimas están aburridas de buscarse entre ellas. Junto palabras sin sentido en un conjuro vacuo de magia para deslumbrar algún atardecer. Llegó la hora de las brujas.

Puedo – y quiero – volver a sentir que los faunos me poseen. Que los espíritus agrestes que antaño me susurraban épicas historias no han muerto en el olvido de la lógica. Que sigues estando ahí, con tu velo partido y tu sonrisa de lado. Que marco la diferencia de los capitales con la pluma, en un gesto descuidado a altas horas de la madrugada.

[La deconstrucción de la lírica]

La formulación de la vida sin genética cuantitativa. Los momentos en que me arrastra el torrente de lo efímero dejándome un regusto durmiendo en mi boca. Más agrio que mi particular hiel, más dulce que las almohadas de un harén.

Los párrafos se amontonan sobre mi letra, nítida y clara para un loco, como siempre lo ha sido. He tenido la suerte de vivir el momento con el cual Ende fabulaba: cuando los antiguos reyes, ahora cegados por el poder de la corrupción, jugaron al azar para encontrar la más hermosa historia jamás contada, la mía. Una historia tan interminable que se ve la nuca.

Pero, finalmente, ¿qué nos queda? Tirar los dados otra vez, buscando en esta crisis esos nanosegundos de lucidez en los que podemos leer el libro que nos narra.

3 jul 2010

Somewhere I belong



















Mirar un cuadro y sentir pena. No sabes por qué lloras, pero en el patetismo de tu vida encontraste un lugar en el que quedarte, sin llegar a pensar en las razones por las que fuiste atraído por su fachada.

Me moría de ganas de tener una familia, un sitio al que llamar hogar, para que mis sueños no se los llevara el viento, ni se congelaran con el frío que hacía bajo aquel puente. Buscando un sitio al que pertenecer, y que cuando preguntaran: “Where are you come from?”, no me quedará mirando mis manos cianóticas y sucias. Un sitio…donde poder ser yo.

Y cuando creí haberlo encontrado no me importó si era mejor o peor. Creía que tenía derecho a quedarme, por ser quien soy, por haber hecho lo que he hecho.

Hasta que un día, como hoy, te das cuenta de que todo lo vivido sólo era un sueño tras el fuego de una cerilla. Que no sientes en los demás el júbilo por que llegaste. Que no piensas en dar las buenas nuevas, ni las malas…

Que no te necesitan ya… Que tienen su propia vida… y yo… no estoy en ella.

Mátame si algún día sabes que no los quise… Pero la rutina de mis actos se pasea por aquellos pasillos mal ventilados. Y no soy una persona estable… pronto volveré.

Volveré a irme sin rumbo para cambiar de aires. Por que mi nueva vida empezó el día que dejó de latirme el corazón. Un frío día de enero que todavía se ríe en mi cara por mis estúpidas excusas.

Buscaré una selva virgen… Donde ningún sistema de posicionamiento me encuentre, y me llevaré sólo a quien siempre me querrá…

Mi libro de hormigón con el que me protejo el corazón.